Aún después de nuestra advertencia emitida el día 5, prosiguen las palabras y expresiones inadecuadas y peligrosas del presidente norteamericano.
El día 5, expusimos en claro nuestra posición de que veremos si el mandatario estadounidense sigue repitiendo las expresiones irritantes, que causarán la escalada de ambiente conflictivo, e interpretaremos de otra manera el problema si él vuelve a hacer adrede los pronunciamientos sospechosos sobre nuestro país.
Como sabe todo el mundo, Trump enumeró los días 7 y 8, sin meditación alguna, en una entrevista de prensa y su cuenta de Twitter los discursos y expresiones que parecen una amenaza implícita a alguien, tales como él seguirá de cerca al Norte de Corea aunque piensa que éste no desea intervenir en las elecciones y se sorprenderá si el Norte de Corea actúa de manera hostil. Agregó que de suceder eso, el Norte de Corea perderá prácticamente lo todo.
De verdad, es un cuadro que causa la decepción y pone a la vista que él perdió la paciencia.
Es decir, deja entrever que Trump está muy impaciente.
Tal vez vuelva a llegar el tiempo en que nos veremos obligados a llamarle como "vejete chocho".
Confirmamos de nuevo que nuestro Presidente del Comité de Estado no ha usado todavía ninguna expresión irritante sobre el presidente norteamericano.
Quizás él se contenga, pero lo cierto que no hubo todavía tal expresión.
Pero, pienso que es posible que se cambie la visión de él sobre el mandatario estadounidense si éste sigue actuando de esa manera.
Trump deberá darse cuenta de que si sus palabras se dirigen a nosotros, interpretamos esta fanfarronada y prepotencia como anormal e irrazonable y que nos suenan ridículo cada uno de sus dichos.
Además, ya no tenemos ni la menor voluntad de tomar en consideración lo que debemos hacer en el futuro, ni nos preocuparemos de eso.
Trump es demasiado ignorante de la RPDC.
No tenemos más nada que perder.
Tal vez EE.UU. pueda quitarnos algo más, pero jamás nos privará de nuestra indoblegable dignidad y fuerza, ni de nuestra ira sobre ese país.
Sin duda alguna, Trump se quedará sorprendido como él mismo había dicho en referencia a nuestra acción.
Nos pondríamos muy impacientes si él no se asusta ante lo que haremos para darle sorpresa.
Se acerca el fin de año.
Si tiene la voluntad e inteligencia para detener el segundero de enfrentamiento brusco, le resultaría más sensato invertir más tiempo en devanarse los sesos con angustia para encarar ese caso que escoger las expresiones fanfarroneadas e intimidantes como las ridículas de ahora.
Las dilatorias no son la receta correcta.
Si le faltan el valor y la inteligencia, EE.UU. no tendrá otro remedio que observar con impaciencia la amenaza para la seguridad de sí mismo que va creciendo con el paso de tiempo.
