03:49 Máximo Dirigente Kim Jong Un pronuncia discurso de orientación política | |
El Máximo Dirigente Ante todo, él juró solemnemente trabajar con abnegación por el desarrollo y prosperidad de la RPDC y por la felicidad del pueblo, expresando sincero agradecimiento a todos los diputados que en representación de la voluntad de todo el pueblo, le depositaron gran confianza para que él pudiera volver a dirigir las labores generales del Estado como Presidente del Comité de Estado de la RPDC, nuestra patria gloriosa. Ratificó que completar la causa socialista bajo la bandera de la identificación de toda la sociedad con el Kimilsungismo-Kimjongilismo es la importantísima tarea histórica que se le presenta al gobierno de la RPDC, y prosiguió: La transformación de toda la sociedad según la doctrina referida es el máximo programa del Partido y el gobierno de la RPDC y el rumbo y meta generales para la construcción del Estado socialista. La principal tarea de lucha, que nos incumbe para cumplir esa empresa, es llevar a feliz término la causa de la construcción de potencia socialista. En la idea sobre la construcción del Estado Kimilsungista-Kimjongilista están sintetizadas la idea y hazañas por la construcción del Estado del Presidente La independencia es la filosofía política de la RPDC y el núcleo de la idea sobre la construcción del Estado Kimilsungista-Kimjongilista. Mantener la línea revolucionaria de la independencia en la construcción y actividades del Estado es la posición invariable y firme de la RPDC. Es necesario materializar cabalmente el espíritu de dar primacía a las masas populares en las actividades estatales y la vida social en general. Hay que asegurar por todos los medios la orientación partidista sobre las labores generales del Estado. La guía del partido es la demanda ingénita de la construcción del Estado socialista y la línea vital de las actividades del Estado. La tarea central, que corresponde a nuestra República en la lucha de la etapa actual para la construcción de potencia socialista, reside en concentrar todas las fuerzas del país en la construcción económica y hacer firme la base material del socialismo. La actual corriente de la situación política exige a nuestro Estado levantar más alto la bandera de autarquía y autoconfianza. Por la incertidumbre de la seguridad de su territorio principal ante el reciente y brusco desarrollo de nuestras fuerzas armadas nucleares, EE.UU. acudió a la mesa del diálogo manoseando el paquete del mejoramiento de relaciones y la paz, por una parte, y por la otra, se obstina en la sanción económica en su desesperado intento de hacernos virar de nuestro camino y preparar las condiciones para realizar su ambición de desarmarnos primero y derrumbar luego nuestro régimen. Puesto que EE.UU. presenta como condición del levantamiento de sanciones una demanda en contra de los intereses fundamentales de nuestro Estado, adquirirá el carácter prolongado la confrontación RPDC-EE.UU. y continuarán también las sanciones de las fuerzas hostiles. Se podría decir que la sanción es el último recurso para las fuerzas incapaces de derrumbarnos con fuerza. Pero, ella misma es un desafío intolerable para nosotros y por lo tanto, no podemos tolerarla ni mostrarnos indiferentes ante ella, sino debemos llevarla al fracaso con una ofensiva frontal. Como hemos eliminado la larga amenaza nuclear con armas nucleares, debemos destruir la campaña de sanción de las fuerzas hostiles con el fervor de autarquía y autoconfianza. La jucheanización, modernización, informatización y cientifización de la economía nacional son la orientación estratégica que mantienen el partido y el gobierno de la República en la construcción de la economía socialista. Es menester consolidar por todos los medios el carácter independiente y jucheano de la economía nacional. Hay que impulsar activamente la modernización e informatización de la economía nacional con el objetivo de convertirla en la basada en intelectualidad. Es preciso desarrollar la economía local y activar las gestiones económicas con el extranjero. Se debe impulsar la labor económica del país bajo el control y regulación unificados del Estado y su operación estratégica y mando. El personal talentoso y la ciencia y tecnología son la fuerza motriz para el desarrollo de la economía autárquica. Hace falta incrementar aun más el poderío político-militar de la República. El gobierno de la República antepondrá la labor ideo-política conforme a la demanda natural de la sociedad socialista para formar a todos los miembros de ella como verdaderos kimilsungistas y kimjongilistas y consolidar más la identidad ideo-política y unidad de nuestro Estado. Y perfeccionará el sistema jurídico del Estado a fin de mejorar el papel de la ley en la vida estatal y social. Las fuerzas de autodefensa son el remedio poderoso para defender la soberanía nacional. La corriente pacífica, que comenzó a llegar hoy día a la Península Coreana, no es duradera y aun no se ha eliminado el intento de las fuerzas hostiles de agredir a la RPDC. Teniendo siempre presente la verdad de que el alto poderío militar asegura la paz, debemos mantener con firmeza el principio de autodefensa y seguir consolidando las fuerzas de defensa nacional. Nos corresponde lograr a nuestro estilo el florecimiento y desarrollo de la cultura socialista. Es necesario establecer en escala nacional el ambiente de considerar la educación como máxima prioridad y superar el nivel docente de los países avanzados al impulsar la revolución educacional al estilo coreano. Al gobierno de la República le incumbe la tarea de destinar la fuerza especial a la salud pública socialista. El sector de cultura y arte creará mucho más obras maestras que reflejen la demanda de la época y la aspiración del pueblo. En particular, el dominio cinematográfico deberá producir la revolución de cine del nuevo siglo, de manera que cumpla el papel protagonista en propiciar la nueva era de prosperidad en el desarrollo de cultura socialista. El deporte juega un rol muy importante en consolidar el poderío estatal y demostrar la inteligencia y dignidad de la nación. El establecimiento del modo de vida socialista y la disciplina y orden morales es una seria lucha política y la aguda de clase para defender y glorificar nuestra idea y régimen. Los órganos del poder popular deben elevar su función y papel para cumplir con éxito la inmensa tarea revolucionaria que le toca al gobierno de la República. Hoy en día, entra en su nueva fase nuestra lucha histórica por la reunificación de la patria, deseo más grande de la nación coreana. El año pasado, produjimos cambios dramáticos en las relaciones íntercoreanas al sostener en 3 ocasiones el histórico encuentro y conversaciones cumbre Norte-Sur y adoptar las declaraciones íntercoreanas, lo cual fue un evento de gran significación que logró cambiar la situación próxima al umbral de guerra y declaró el comienzo de nuevo viaje hacia la reunificación de la patria. Ahora, toda la nación coreana desea con ansiedad que perdure el ambiente pacífico de la Península Coreana y se mejoren sin parar los vínculos íntercoreanos al quedarse ejecutadas cabalmente la histórica Declaración de Phanmunjom y la Declaración Conjunta de Pyongyang de Septiembre. Sin embargo, las fuerzas conservadoras surcoreanas responden con palabras y acciones muy hipócritas a la aspiración nacional y la esperanza unánime de la sociedad internacional y hacen todo lo posible por revertir las relaciones íntercoreanas al tiempo anterior a la publicación de la Declaración de Phanmunjom. EE.UU. impone abiertamente la "moderación de velocidad" a las autoridades surcoreanas y realizan esfuerzos desesperados por sujetar la ejecución de acuerdos íntercoreanos a su política de sanción y presión anticoreanas. Como resultado, se nos crea la seria disyuntiva de continuar aliviando la tensión de la Península Coreana y manteniendo el ambiente de mejoramiento de las relaciones íntercoreanas o volver al pasado de catástrofe que generaba el creciente peligro de guerra. Como he declarado ya, dejo en claro una vez más mi firme decisión de convertir, junto con las autoridades surcoreanas, las relaciones íntercoreanas en las de reconciliación y cooperación duraderas y escribir la nueva historia nacional de paz y prosperidad común como desean unánimemente todos los compatriotas. Para reparar la desagradable situación creada, aumentar el ambiente positivo de la mejora de relaciones preparado con mucho trabajo por ambas partes coreanas y hacerle dar frutos significativos de la paz y reunificación, resulta imperioso dar el punto final al vicio de servilismo a grandes potencias, que enrarece el espíritu independiente, y a la política de dependencia de las fuerzas ajenas, que infringe los intereses comunes de la nación, y subordinar lo todo a la mejora de vínculos íntercoreanos. Pienso que si desean de veras la mejora de relaciones íntercoreanas, la paz y la reunificación, las autoridades surcoreanas deben volverse a la voluntad inicial, que tuvieron durante las cumbres de Phanmunjom y de Pyongyang en septiembre, y cumplir su responsabilidad asumida ante la nación mediante la ejecución sincera de las declaraciones íntercoreanas. En vez de portarse como "mediadoras" y "promotoras" dejándose llevar por la tendencia y haciendo viajes apresurados y bulliciosos, ellas han de ser el defensor responsable de los intereses nacionales que como miembro de la nación, diga dignamente lo que debe decir con la mente propia. Mantenemos la invariable insistencia en frustrar las maniobras de las fuerzas anti-reunificación de carácter hostil dentro y fuera del país y las opositoras a la paz a fin de continuar fomentando el ambiente de mejora de relaciones íntercoreanas. Hace falta comprender antes de que se haga tarde el hecho de que no se puede esperar el avance de vínculos íntercoreanos ni la paz y prosperidad sin acabar con la imprudencia de las fuerzas belicistas de la capa militar surcoreana, quienes se obstinan en cometer los actos hostiles encubiertos ejecutando otra vez junto con EE.UU. hasta el ejercicio militar conjunto, que debió ser cancelado ya, cambiando sólo su nombre y sin eliminar la arrogancia anacrónica y la política hostil de EE.UU. que pone intencionalmente los obstáculos en el camino de la mejora de relaciones presentando públicamente las unilaterales demandas bandidescas. Por el destino y el futuro de la nación, todos los connacionales en el Norte, el Sur y ultramar deben frenar y frustrar rotundamente las maquinaciones de EE.UU. y las fuerzas conservadoras surcoreanas, desafiantes a la histórica corriente hacia la mejora de relaciones íntercoreanas, la paz y la prosperidad. Si las autoridades surcoreanas tienen de veras la intención de marchar hacia la mejora de relaciones íntercoreanas, la paz y la reunificación, deberán ponerse de acuerdo con la posición y voluntad de la RPDC, marcar los pasos y tomar la valiente decisión de mostrar su sinceridad no con palabras sino con acciones. El encuentro y conversaciones cumbre RPDC-EE.UU., sostenidos por primera vez de la historia en junio del año pasado en Singapur bajo la atención especial del mundo, fueron un evento trascendental que generó las expectativas del asentamiento de la paz en la Península Coreana donde se cruzaba el fuego. Y la Declaración Conjunta RPDC-EE.UU. del 12 de Junio se ganó el apoyo y consentimiento total de la sociedad internacional aspirante a la paz por ser un anuncio histórico de que la RPDC y EE.UU., que mantenían siglo tras siglo las relaciones hostiles, escribirán nueva historia de vínculos bilaterales. Al tomar con iniciativa las medidas importantes y significativas, inclusive el cese de la prueba nuclear y el lanzamiento de ensayo de ICBM, la RPDC dio el primero paso de la construcción de la confianza, clave para la eliminación de relaciones hostiles entre la RPDC y EE.UU. Asimismo, tomó la medida magnánima de hacer posible la devolución de los restos de uniformados norteamericanos a petición del presidente norteamericano, de manera que se mostrara nuestra voluntad de ejecutar sinceramente la Declaración Conjunta RPDC-EE.UU. del 12 de Junio que sirve de jalón para establecer nuevas relaciones bilaterales. Sin embargo, la segunda Cumbre RPDC-EE.UU., efectuada en Hanoi en febrero pasado, causó la seria duda si fueron correctos los pasos dados según nuestra decisión estratégica y audaz y EE.UU. tiene de veras la voluntad de mejorar las relaciones bilaterales. Pues, expusimos en dicha cumbre la decisión de tomar las medidas más serias y confiables al establecer, conforme a los intereses de ambas partes, las etapas y procesos indispensables para la ejecución de la Declaración Conjunta del 12 de Junio y esperamos la respuesta correspondiente de EE.UU. Sin embargo, la parte norteamericana acudió a la mesa del diálogo pensando únicamente en los métodos irrealizables. Es decir, no estaba dispuesta a resolver los problemas ni tenía el correcto rumbo y metodología. Con tal modo de pensar, EE.UU. no podrá inducir ni el menor cambio de la RPDC ni satisfacer sus intereses, aunque vuelva a sentarse a conversar. Ahora, se realiza en EE.UU. el ensayo simulado para interceptar los cohetes balísticos intercontinentales de la RPDC y se reanudan los ejercicios militares cuyo cese fue prometido personalmente por el presidente norteamericano. Nos provocan seriamente esos abiertos movimientos hostiles, que se oponen al espíritu de la Declaración Conjunta del 12 de Junio. Mientras más abierta se haga la política de hostilidad de EE.UU., se darán nuestros pasos correspondientes, al igual que el viento que causa la oleada. Últimamente, EE.UU. insinúa fuertemente que vuelve a pensar en la tercera Cumbre y trata de resolver el problema a través del diálogo, pero sigue eludiendo retirar su política hostil, lo cual deviene el remedio principal para establecer nuevas relaciones bilaterales. Por el contrario, piensa mal que puede arrodillarnos con la máxima presión. Nosotros también apreciamos la solución del problema mediante el diálogo y negociaciones. Pero, no nos conviene ni nos interesa el método de dialogar al estilo americano, que presenta sólo sus demandas unilaterales. Resulta estúpido y peligroso que EE.UU. aumente cada día más la hostilidad a la RPDC hablando de la solución del problema a través del diálogo, hecho igual a tratar de apagar el fuego con gasolina. Puesto que existe la arraigada hostilidad entre la RPDC y EE.UU., ambas partes tienen que retirar sendas demandas unilaterales y buscar la solución constructiva que convenga a los intereses de cada parte. Para ello, es necesario sobre todo que EE.UU. se acerque a nosotros con nuevo método de cálculo dejando el actual. En cuanto a la tercera Cumbre de que habla tanto EE.UU., no nos agrada ni tenemos ganas de reproducir la Cumbre como la celebrada en Hanoi. No obstante, como el presidente Trump menciona reiteradamente, mis relaciones personales con él no son hostiles como las de ambos países sino son tan excelentes que como podemos intercambiar en cualquier tiempo las cartas de salutación. Si EE.UU. pide la tercera Cumbre luego de buscar con una posición correcta la metodología con que podamos compartir, tenemos la intención de hacerla una vez más. En esta ocasión, saco la conclusión de que no hace falta concentrarnos en la Cumbre con EE.UU. obsesionados en el problema de levantar las sanciones. De todas maneras, esperaremos con paciencia la decisión de EE.UU. hasta finales de este año, pero será seguramente difícil obtener la oportunidad tan buena como la pasada. Cuando se anoten en el papel del acuerdo los párrafos convenientes a los intereses de los dos países y aceptables para ambas partes, lo firmaré sin vacilación alguna. Todo depende de la posición y el método de calculación que asuma EE.UU. Lo evidente es que será tenebrosa y muy peligrosa la perspectiva de solución del problema si EE.UU. insiste en el actual método de calculación política. Espero que EE.UU. tome el juicio sensato en el momento crucial de hoy y no se mueva nunca más el tren de la confrontación RPDC-EE.UU. que se detuvo a duras penas. El gobierno de la RPDC fortalecerá y desarrollará los vínculos de amistad y cooperación con todos los países, que respeten la soberanía de nuestro país y lo traten con amistad, y cooperará con todas las fuerzas pacifistas del mundo para construir en la Península Coreana el sistema de paz permanente y duradera. Al final, | |
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